INTERESANTE ARTICULO SOBRE LA CULTURA JOVEN GÓTICA
(FRAGMENTO)
Culturales
versión impresa ISSN 1870-1191
Culturales vol.7 no.13 Mexicali ene./jun. 2011
Los jóvenes góticos incipientes: entre la música alternativa y una percepción desolada de la existencia
Luis Fernando Bolaños Gordillo
Universidad Intercultural de Chiapas, fernandog7007@hotmail.com
Fecha de recepción: 14 de mayo de 2010
Fecha de aceptación: 1º de septiembre de 2010
Fecha de aceptación: 1º de septiembre de 2010
"Introducción
Los
jóvenes góticos viven en la tragicidad, la melancolía y se alejan de lo
socialmente convencional; son selectivos en sus preferencias
discográficas, literarias y cibernéticas, y valoran mucho la creación
artística. Ellos viven a plenitud el "aislamiento creativo", como
sostiene Norma Díaz García.1
Señalados por sectores conservadores como satánicos, vampiros,
depresivos, entre muchos adjetivos más, estos jóvenes son vistos como
una amenaza para los valores familiares y sociales por su imagen,
ataviada totalmente de negro, y su supuesta relación con un mundo
satánico y maligno lleno de demonios, fantasmas y vampiros que habitan
en sus gustos literarios, musicales, cinematográficos y cibernéticos.
¿Qué
es lo que vuelve atractiva para muchos jóvenes la imagen de un mundo
macabro y siniestro donde imperan la muerte, la oscuridad, seres
infernales y la idea de un mundo muerto y decadente que no tiene nada
que ofrecerles salvo alienación y hastío? En buena medida la respuesta
está en la relación entre su desencanto de la sociedad y sus
instituciones y el consumo de la música alternativa, que se constituye
como la puerta de entrada a ese mundo sombrío y como el referente para
ir elaborando un sentido autonómico y crítico que se asume como oscuro.
"Lo gótico entra por los oídos", afirma categórica Díaz García, quien
precisa que la música, acompañada por literatura romanticista o
películas de terror, proporciona otras perspectivas de ver al mundo, muy
diferentes a las de aquellos jóvenes que se conforman con lo que les
brinda el sistema a través de medios convencionales.
Los
monstruos de las novelas romanticistas o las películas de terror,
vistos por Díaz García más en el ámbito de la alternatividad,
principalmente por la variedad de significados que ahí encuentra para su
elaboración identitaria, no son más que metáforas de la condición
humana que también cobran vida en las canciones y otras manifestaciones
artísticas de este movimiento para dar cuenta de una manera crítica y
creativa de distintos aspectos de la vida social. "La música es
fundamental para volvernos muy ácidos en nuestros comentarios",
puntualiza.
La
música para los góticos incipientes se convierte en una vía para
acceder a formas de pensamiento más complejas que les son significativas
para la comprensión de sí mismos y de diversos aspectos de la vida en
sociedad. Igualmente, las novelas romanticistas, las películas de terror
o con temáticas extraídas del pospunk se constituyen para los góticos
incipientes, en su mayoría estudiantes del nivel medio superior, en los
principales referentes para ir elaborando cierto tipo de ideas, como el
"no futuro" o el gusto por todo aquello considerado grotesco o
repugnante por algunos sectores sociales. Detrás de la elaboración de
una identidad oscura podrían estar las figuras de Rimbaud, Baudelaire,
Poe, Shelley, Stoker, entre otros, quienes en sus obras plasmaron
críticas acerca de las sociedades en las que vivieron.
El
movimiento gótico privilegia el gusto por el pasado y regresar a éste
es una experiencia vivencial de no estar en el presente; es instalarse
en diversos contextos históricos y culturales que generaron cambios en
lo religioso, político y cultural con un sentido autonómico. "Un gótico
es un romanticista extremo", afirma Onésimo Guzmán Arias,2
al referirse a que esta literatura es uno de los principales referentes
de los jóvenes góticos y una inagotable fuente de ideas para
identificarse con temas relacionados con el dolor de existir, el miedo,
la soledad y el deseo de muerte. Lo gótico es considerado por él como la
búsqueda permanente de un refugio para alejarse del mundo y a la vez
dar cuenta de él a través de la creación artística.
Quien
se asume como gótico, sostiene Guzmán Arias, dedica muchas horas a
escuchar música alternativa, y se nutre a la par de las ideas e imágenes
de las novelas romanticistas y la cinematografía de terror. Las ideas
extraídas de las letras de las canciones proporcionan elementos para ir
autoafirmando su identidad; es decir, el gótico incipiente o babygoth se
convierte en el círculo al que pertenece en un gótico consumado. "Para
ser un gótico verdadero necesitas convertirte en un melómano y un lector
voraz", agrega Onésimo, quien sostiene que sus grupos favoritos son
Bauhaus, Sex Gang Children y The Cure, y que sus novelas preferidas son
El Castillo de Otranto, Frankestein y Drácula, y que en todos estos
elementos encuentra referentes significativos para criticar diversas
realidades de la vida social. "Frankestein es una crítica a la ciencia y
hay grupos que han sacado muchas ideas de esta novela en sus canciones,
como José Fors",3 puntualiza.
Hay
que precisar que la genealogía musical del movimiento gótico es
relativamente reciente y no tiene sus raíces en el heavy metal o alguna
de sus variantes como el black metal, como pudiera aparentar, sino en la
música pospunk, época en la que muchos grupos ingleses, principalmente,
comenzaron a experimentar con nuevos sonidos, ritmos y temáticas. La
cultura gótica tiene tintes anarquistas y melancólicos heredados del
punk, y se constituye en un movimiento autonómico respecto de las
instituciones, que fue aglutinando desde la década de los ochenta las
tendencias más oscuras de la música, el cine y la literatura para dar
forma a una singular forma de ver el mundo.
El génesis de una identidad oscura: el movimiento punk
Aparentemente,
el primer elemento de distinguibilidad de los jóvenes góticos es el uso
de la vestimenta negra; pero no es así, ya que con ello sólo estamos
viendo la forma. Es la música calificada como alternativa la que aparece
como el primer elemento diferenciador de estos jóvenes, que ven en ella
un espacio de libertad de expresión o una fuente de información para
elaborar un sentido autonómico.
La
música gótica, que tiene sus raíces en el punk rock, se constituye como
un medio para escuchar o componer temas no convencionales, como el
suicidio, la necrofilia, el diablo, los vampiros o el ocultismo. "El
diablo es un personaje inmerso en el círculo gótico, un símbolo de
irreverencia, el primer rebelde", sostiene Onésimo Guzmán Arias, al
referirse a la presencia de este personaje en las novelas y películas de
terror, así como en la música que escucha. El diablo y la muerte son
dos de los símbolos con mayor presencia en sus imaginarios colectivos.
Para los góticos, quienes representan y viven la muerte simbólica no es más que tener una mejor vida; la muerte se traduce de alguna manera hasta en un sentido religioso como la recompensa, como en [la] religión católica, donde se tiene esa promesa de que después de la muerte hay una mejor vida, sin dolor, sin miedo, con felicidad, cosas que no se encuentran en la vida terrenal. Esta parte casi religiosa choca con la idea de que la mayoría de estos jóvenes no tienen una convicción religiosa, puesto que por imagen lo satánico va en contra de la religión, aunque en este caso no hay tal satanismo (Castillo Almaraz, 2004:99).
La
música gótica se constituye en un medio para transmitir ideas que
contrarrestan muchos preceptos cristianos. "En lo gótico no hay dogmas,
no hay castigos ni premios, solamente la visión de un mundo decadente",
señala Norma Díaz García, quien se asume como un ser que, más que
religión, tiene una peculiar religiosidad alimentada por la música, la
literatura y el cine.
Cantantes
de culto para el movimiento, como Ian Curtis (Joy Division) o Rozz
Williams (Christian Dead), son los referentes obligados para ir
elaborando una identidad oscura estrechamente relacionada con la muerte.
"Joy Division poseía un magnetismo místico, doloroso y sincero", apunta
Onésimo Guzmán Arias, al referirse a la transformación que estaba
teniendo el movimiento punk a finales de la década de los setenta,
cuando estaba pasando de anarquista a melancólico: las letras estaban
pasando de contestatarias a místicas.
Desde
ese entonces, el movimiento se inclina, musicalmente hablando, por todo
aquello que la sociedad considera nocivo, repugnante, grotesco,
siniestro, maldito o satánico. Estos referentes son los que luego
fortalecen la identidad oscura de los jóvenes góticos incipientes,
quienes empiezan a profundizar en el sentido que le transmiten las
canciones de los grupos de su preferencia; es decir, abandonan el
consumo superficial de la música. Los jóvenes góticos son personas que
buscan el equilibrio entre su personalidad, su música y su vestuario:
una combinación lúdica, histriónica y crítica.
La música se acompaña con formas de vestir y maquillarse a base del color negro por parte de sus seguidores, pero internamente se reproduce una visión en la que de una crítica participante y activa de los colectivos punks, se pasa a un retraimiento que en apariencia presenta actitudes apáticas y desesperanzadas (Marcial, 2008:78).
Los góticos incipientes se dan a la tarea de buscar –y de coleccionar–4
discos de grupos que constituyen el árbol genealógico del movimiento:
Bauhaus, Joy Division, Sex Gang Children, Dead Can Dance, The Cure,
entre otros. Las letras de las canciones de los grupos góticos, tanto
los de la llamada "vieja escuela"5
como los contemporáneos, son significativos para asumir una identidad
calificada como libre, auténtica, disidente, irreverente, etcétera,
portadora de ideas distintas a las convencionales para cuestionar alguna
realidad específica o criticar aspectos de instituciones como la
familia, el gobierno o la religión. Sin embargo, hay que precisar que
los grupos que conforman el árbol genealógico de la cultura gótica
tuvieron influencia directa del movimiento punk. Los góticos
contemporáneos siguen este legado para transmitir su desencanto social a
través de la música y la comunicación alternativa.
El
punk fue un movimiento cultural y social anarquista, con un
posicionamiento político que se expandió por Europa y Norteamérica en la
década de los setenta del siglo pasado, cuya bandera era el malestar
general que sentían los jóvenes proletarios ante el sistema hegemónico.
Las corrientes ideológicas dentro del movimiento punk están asociadas a políticas como el anarquismo, el anticapitalismo, el antimilitarismo, el antifascismo o el feminismo. No obstante, el punk simpatiza con movimientos cercanos a la izquierda radical. La filosofía punk está recogida en la frase do it yourself (Madrid y Murcia, 2008:104).
Oriol,
Pérez y Tornero (1996), en el libro Tribus urbanas, definen al punk
rock como un enérgico ataque a las tendencias dominantes dentro de la
música popular con letras alusivas a la marginación, la pobreza, el
autoritarismo, el racismo, el fascismo y la aversión a la música disco y
al movimiento hippie. Este movimiento fue una respuesta a la crisis de
los valores tradicionales de la Europa de los setenta, época llena de
rompimientos en todos los órdenes que influyeron en la elaboración de
nuevas identidades y sujetos sociales.
Castillo
Almaraz (2004:88), en el artículo "Muerte y futuro, el movimiento
oscuro en el tianguis cultural del Chopo", señala que los punks fueron
populares en Inglaterra en esa época porque expresaron el estado de
ánimo de incontables jóvenes proletarios, asqueados por los mitos y los
espejismos del sistema. La autora sostiene que el punk nació del
malestar social de la clase trabajadora, cuyos jóvenes se sentían cada
vez más alejados de un mundo considerado artificial, que no les decía
nada de su vida cotidiana. Este alejamiento se puede considerar como el
parteaguas del sentido autonómico que distingue actualmente al
movimiento gótico, que le ha dado una perspectiva renovadora, por
exaltar la ambigüedad de la condición humana y manifestar el malestar
del individuo en las sociedades modernas.
Musicalmente,
el punk rock combinó dos aspectos contradictorios: la agresividad y
velocidad en los ritmos, con tendencias hardcore; y la melancolía en la
interpretación en algunas canciones, una especie de rabia combinada con
tristeza. Baddeley (2007:17), en el libro Mundo gótico, argumenta que
literariamente las visiones oscuras del romanticismo y el decadentismo
se fusionaron en la música pospunk, en la que la melancolía es la base
para el surgimiento de lo que se convertiría a la postre en el
movimiento gótico, tanto en letras como en musicalización. Fue así como
los monstruos de la literatura de terror romanticista o los asesinos
seriales de algunas novelas decadentistas comenzaron a cobrar vida en
las letras de las canciones de los primeros grupos góticos, para dar
cuenta de la miseria de la condición humana y de una desolada percepción
de la existencia.
El
punk ya no reflejó lo que originalmente era. Su aspecto melancólico se
convirtió en una plataforma más sólida para experimentar otro tipo de
ideas, sonidos y ritmos. El punk se quedó en el anarquismo y en la
violencia física; el pospunk o dark abrió muchos campos donde se
hibridaron los aspectos oscuros y los metafísicos de la personalidad
humana. Surgieron así nuevas formas de pensamiento distintas al sentido
de la violencia que hubo al principio. La incipiente música gótica
comenzó a buscar nuevas formas de pensar más pacíficas y creativas, la
"contestación pacífica y creativa", en palabras de Índira Isis Sánchez
Navarrete.6 En este sentido, Edith Araceli Pérez Martínez7
afirma que en ese contexto había una creciente necesidad por un
movimiento que representara la no conformidad, una característica
distintiva de la cultura alternativa.
Las
raíces musicales de la cultura gótica están en el new wave, tendencia
abstracta y experimental. El incipiente género se distinguió por tener
sonidos más melódicos y melancólicos como el del grupo Bauhaus,
considerado como el primer grupo gótico de la historia, que lanzó en
1979 el éxito Bela Lugosi's Dead. La transición de agresividad a
melancolía fue la que originó, musicalmente hablando, el surgimiento del
movimiento gótico.
La
música gótica hereda del movimiento punk diversos referentes que hablan
de falta de credibilidad hacia la familia, la religión, la educación,
las instituciones y el gobierno. El punk influye como referente
histórico en los jóvenes góticos incipientes para que se inclinen
identitariamente por cosas que la sociedad considera repugnantes,
destructivas o tabúes; igualmente influye en la búsqueda de lo feo, lo
sucio o lo grotesco, como parte de nuevas formas de expresarse.
En la historia del punk, el hazlo tú mismo (al cual se le añade "cualquiera puede") fue una respuesta a la creencia predominante de que el acto creativo musical requería mucho dinero, educación, influencias y suerte para distribuir las propias creaciones a través de los mecanismos corporativos establecidos. Sin embargo el hazlo tú mismo no se restringe al terreno musical, afecta otras áreas de laceración y de la vida. Esto inspiró y motivo a muchos jóvenes británicos a ir en contra de la comercialización de su cultura, a crear sus propias películas y videos, a fundar sellos independientes, pequeños pero significativos para la cultura, así como hacer sus propios fanzines (Muñoz y Marín, 2006:48).
La
imagen gótica aglutina también elementos del arte y arquitectura
medievales, elementos de la literatura romanticista y decadentista e
ideas de los movimientos beatnik y bohemio, universo que configura una
singular percepción de la belleza. "En el dolor está lo sublime", apunta
Norma Díaz, quien da cuenta de que para el movimiento son importantes
las ideas de la belleza, la sabiduría y la voluntad.
De
esta manera, el gótico incipiente, con el afán de profundizar en el
lado oscuro, comienza a fortalecer sus preferencias musicales con nuevos
espacios de creación con otros jóvenes, en los que la literatura de
terror, las películas de este género, cierto tipo de música (en su
mayoría, géneros vinculados al heavy metal), páginas de internet
relacionadas con lo sobrenatural, entre otros elementos, son las fuentes
de información que brindan sentidos particulares a su elaboración
identitaria, que son la contraparte de la pérdida de sentido de la vida
social."
REFERENCIA:
Bolaños Gordillo, Luis Fernando. (2011). Los jóvenes góticos
incipientes: entre la música alternativa y una percepción desolada de la
existencia. Culturales, 7(13), 85-114. Recuperado en 23
de octubre de 2014, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-11912011000100005&lng=es&tlng=es.
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